¿QUÉ VENIMOS A HACER EN LA LOGIA?

Cualquiera que sea la obediencia, un hombre o una mujer no llega a la Masonería por casualidad. Algunas personas llegan allí por el deseo de contactos que puedan resultarles útiles a nivel profesional. Otros llegan allí porque su vida personal o profesional no ha satisfecho sus deseos de dominación o poder, pensando que allí seguirán un camino que satisfará esas ambiciones enfermizas.
En estos dos casos, si la puerta era estrecha para entrar, deben saber que está abierta de par en par para salir. La Confederación Internacional de Logias Escocesas fue creada precisamente para que los Hermanos y las Hermanas aprendieran, o volviesen a aprendren, las cosas más nobles que la Masonería ha aportado al ser humano.
En primer lugar, el encuentro con hombres y mujeres que nunca habríamos tenido la oportunidad de encontrar, un encuentro en la curiosidad de la mente del otro, en el respeto del otro, de sus convicciones, de sus posibles creencias, siempre que estas convicciones no sean contrarias al humanismo masónico.
Es el ritual que permite este encuentro fraterno y confiado con los demás.
Si elegimos el R∴E∴A∴A∴ como herramienta de trabajo es precisamente por su apertura cultural, por su capacidad de hacer pensar y por la continuidad de su enfoque. Existen numerosos rituales para el mismo grado en el R∴E∴A∴A∴, y cada obediencia que ha elegido este rito ha querido, a lo largo de los años, añadir sus añadidos, sus costumbres o peor aún, sus derivas.
En la C∴I∴L∴É∴ se favoreció la sustancia sobre la forma, es decir, sobre la apariencia, la reflexión sobre la ejecución mecánica. Es evidente que hemos vuelto a la sencillez ritual de los inicios del Rito, para que cada uno de nosotros reflexione sobre el significado de los gestos, en lugar de realizar la llamada agitación simbólica. En esto, cada uno de nosotros cuenta con la ayuda de las líneas que preceden a cada ritual, permitiendo una reflexión personal sobre cada una de nuestras acciones.
Después, el trabajo en el autoconocimiento y la mejora personal.
Creemos que nos conocemos bien en la vida profana, pero la vida masónica revela, en cada uno de nosotros, algunas sorpresas. No siempre es fácil tener que aceptar el escuchar los pensamientos de otra persona. Tampoco es fácil expresar todos nuestros propios pensamientos. Ya no se sabe decir las cosas argumentándolas fraternalmente. Sin embargo, después de algunos años de práctica, y si hemos cerrado la puerta a estos malos compañeros que también son la envidia, los celos, la perversidad, serán nuestros Hermanos y Hermanas quienes van a percibir, con gran ilusión, nuestra evolución.
Finalmente, el trabajo para contribuir a una humanidad mejor.
Sólo es posible si se trabaja profundamente en sí mismo; Siendo las palabras nada más que palabras, nuestras acciones deben estar en consonancia con el contenido de los rituales.
Primero en la Logia, con sus Hermanos y Hermanas: hablar sin animosidad, demostrar con su actitud general que, dondequiera que estés, contribuyes a la armonía de los intercambios, del ambiente, aceptar las tareas, sabiendo que en no hay ninguna tarea ingrata en el seno de una Masonería que sabe glorificar el trabajo, cualquiera que sea, siempre que esté bien hecho.
Es esta actitud en el interior la que dará sentido a la exterior y la que hará reconocer al Masón porque antepone el bien común y de los demás al suyo propio y especialmente a sus propias ambiciones.
Esto es lo que han querido los fundadores iniciales de la C∴I∴L∴É∴. Para el buen funcionamiento de cada una de las Logias, y sabiendo que otros Hermanos y Hermanas se unirán a nosotros antes de que acabe el año, esperamos que cada uno de nosotros estará dispuesto a desarrollar lo mejor de nosotros, para la serenidad de todos.